Ya había ganas, 31 años sin ir al FIB son demasiados. Bodas, bautizos, comuniones lo habían impedido; no en 2017. Les presento lo más destacado de esta edición del Festival Internacional de Benicassim.
Organización a la altura
Quizás si tu pasatiempo favorito en las mañanas de resaca post-festivalera es hacer ese ejercicio de masoquismo que es leer las redes sociales, puedas pensar que esta edición del FIB se movió entre lo caótico y lo desastroso. Nada más lejos; bien es cierto que en la hora punta, con los cabezas de cartel a puntito de salir a escena las colas serían de órdago. Cuestión de veteranía e inteligencia es no apurar el copazo del botellón y planificar la entrada con tiempo. Las barras funcionaron con eficacia porque, si amigos míos, a veces aparte de poner barras, ayuda poner una cantidad ingente de camareros detrás de ellas. Solo se pudieron ver colas en la previa del gran atractivo de esta edición: Red Hot Chili Peppers. Los números son de record, batiendo el máximo histórico en la jornada de Sabado con más de 50.000 personas. El merito reside en hacer que no se notara. Merece la pena dar visibilidad a los autobuses que nos transportaron de Marina D’Or (Ciudad de vacaciones) durante los 4 días de festival por 60€. Buena opción si no te la quieres jugar en la carretera nacional o no te apetece lidiar con una cola de más de 2 horas para coger un taxi. Recomendado.
Los headliners dieron la talla
Es posible que si le preguntes al fan acérrimo de RHCP, te cuente que en el Wizink tocaron esta o aquella, que el pasado siempre fue mejor, que a él, esto le parece una farsa y que vuelvan los verdaderos Red Hot. Claro que para los neófitos en la materia, los vírgenes del rock, nos pareció aquello una especie de edén metalero donde se sucedían los clásicos de la banda alternados con excelsos solos de batería, bajo, y todo en conjunto. La cuestión es que al final, da verdadero gusto que tíos de este nivel, pudiendo vivir de las rentas, suden al menos la camiseta.
Hay que mencionar a FOALS como el grupo triunfador del festival. Con un horario (Por fin) como se merecen, los de Oxford lucieron y de que manera. Tienen un cantante con pinta y nombre de griego que se coloca la guitarra de manera extraña. Tienen los hits y en el FIB, tienen al público que les canta las canciones. El resultado del cocktail es una hora y medio de directo hilado con seda. Enhorabuena.
The Weeknd compareció como el primero de los grandes nombres. Oye, el chaval canta de perlas y tiene la decencia de no degradarse al playback (Lleva músicos en su show). El nuevo Michael Jackson canadiense optó por ponerse intimista, soltó las bombas demasiado pronto y su puesta en escena neo soul dejó algo frío a un respetable que venía de quemar verdadera suela al son de Stormzy (Del cual hablaremos luego).
En una segunda línea quedarían Kasabian, con la tarea de levantar a un público sin fuerzas y sin drogas, cumplida con creces o Deadmau5 en su versión más techno. Tan contundente como necesario para quemar las energías de la juventud británica.
La segunda unidad existe
A veces denostada, pero en esta ocasión, los nombres que a veces no salen en negrita lucieron. Stormzy lió la mundial en el escenario Las Palmas apostando por el grime y el hip hop. Solo ante el peligro fue el único que artículo un discurso político. Se ganó al hooligan desfasado y a la geordie con pinta de princesa envuelta en purpurina. El éxtasis colectivo cuando sonaron las notas del exito de Ed Sheeran, coreado por toda la audiencia allí presente.
Bonobo hizo más o menos lo que esperábamos. Presentó Migration con el mismo formato visto en La Riviera. Suena íntimo, personal y su directo es pura delicia, alternando esos ratito de vocalista, baladas y los momentos más písteros de su repertorio. Lo malo que son las 3 de la mañana y la gente, por muy inglesa que sea quiere caña. ¿Quizás un formato Dj Set?
Otro caso sería la actuación de Dua Lipa, que es joven, guapa, canta bien y da muchas veces las gracias. Tiene un público entregado, venido de todas partes de la Gran Bretaña que corean las canciones de la llamada a ser nueva estrella del R&B europeo y, si las «niggas» estadounidenses la dejan conquistar el charco, mundial. Quizás de su virtud nazca su defecto: Demasiado bonita para que sea tomada en serio por el underground mundial.
Biffy Clyro mantuvieron la tensión guitarrera, los 2 Many Djs montaron una rave de cojones a las 10 de la noche, Mura Masa asoma la cabecita y nos jode habernos perdido a Kaytranada, Pete Doherty y Liam, pero no se puede uno duplicar.
Los españoles sobresalen
Los Planetas presentaron Islamabad en familia, es lo que tiene el FIB. Pero se marcaron un cosmiqueo de categoría. Vale que Jota está cascado pero oye, saben enganchar al personal, meterte en el agujero de gusano y escupirte en la última media hora de concierto cuando las guitarras comienzan a disparar riffs más bailables.
Viva Suecia confirmaron en un estadio de primera lo que ya se venía barruntando en plazas de menor enjundia. Son la revelación del año y ya llenan zonas por ellos mismos, y esa carpa, esa noche estaba llena de gente que había decidido saltarse 4 zonas llenas de hedonismo para pasar un ratito con los murcianos. Si suenan mejor en directo que enlatados se dice y punto.
Pero los verdaderos galones de la armada española los llevaban el cuarteto vasco: Belako. Salieron con la bajona inicial de casi abrir escenario, ante cuatro gatos y con un horizonte interminable ante ellos. Pero claro, llega un momento en que dejas de mirar al infinito, te centras, fijas tu atención en las primeras filas y te sale un bolo de los que encantan al jefe del sarao. A Cris se le ha acabado la timidez y revolotea entre Josu y Lore con un vuelo de altura. Presentaron varias canciones de su nuevo trabajo, que huele a albumnazo, junto con sus trallazos de siempre. Vini, vidi y vinci.
Mi periplo español termina con los siempre divertidos La Casa Azul y los tan solventes como apalancados Love Of Lesbian.
Los guiris enamoran
Ellos sin camiseta, con la bandera de Gales y berreando lo que parece ser una canción del peor equipo del peor suburbio de Manchester. Ellas con estilismos imposibles, purpurina por doquier y una piel castigada por el sol y la ausencia de cremas. Todos ciegos, todos muy ciegos. Pero que sería de la diversión sin nuestros alegres y alborotadores británicos. Los preferimos antes que la ranciedad que impera entre el publico hispano.
Las polémicas
Parece que este verano no va a existir festival sin su polémica. La cuestión es que en un intervalo del concierto de los RHCP, un valiente realizador y su complice, un humilde operador de cámara, dedicaron el tiempo a enfocar a toda mujer subida a hombros que se encontraba en ese momento entre la marabunta. Fruto del momento, la primera rubia que apareció por las pantallas decidió enseñar las tetas, para gozo y deleite de la marabunta bañada en testosterona y drogas de diseño. Hubo más intentos, algunas se ganaron el abucheo y otras siguieron a la rubia pionera. Cabe destacar que, parece que no es práctica aislada, remóntate si quieres al NOS Alive de 2016 con Tame Impala dándolo todo o a cualquier concierto medio rockero que se precie en la tierra de las oportunidades. Y a mi esto me genera un debate interno porque si bien, pueda resultar un ejercicio de heteropatriarcado de libro, no pareció que a nadie le pusieran ninguna pistola en la cabeza para ejercer su derecho para enseñar, o no, sus atributos. Por ponerle un pero al realizador, que no enfocase a ningún varón que se animara a enseñar su miembro viril.
Foto de portada por Nerea Coll