Es inevitable, os vais a tener que tragar otro estupendo resumen sobre lo que ha sido 2018. Mi 2018 en lo musical claro. Con mis favoritos y los no tanto. Comencemos:
La prensa especializada ha decidido, por fin, encumbrar a Objekt cómo lo que lleva tiempo mereciendo que no es otra cosa que el trono de las tornamesas. No obstante, si tengo que destacar a alguien por encima de todo, el verdadero rey de reyes de 2018 ha sido el dependiente de Hardwax de origen alemán Bryan Müller, más conocido cómo Skee Mask. Su juventud, 25 años, no le ha impedido facturar «Compro» un álbum donde, con el jungle cómo motor, sintetiza cómo nadie lo que ha sido el 2018 en lo musical. No en vano, este Compro, que estará en seguramente una buena parte de los tops anuales ha sido editado por el sello de los hermanos Zenker. Una joya.
2018 ha destacado también por la explosión de la mujer en todos los ámbitos sociales y culturales. Ellas han dado un paso adelante y destacaría por encima de otras artistas más consagradas a la danesa Sara Svanholm más conocida cómo Mama Snake. La amiga (O ex-amiga) de Courtesy eligió el mejor escenario posible para su puesta de largo ante el gran público: La edición veraniega de Dekmantel y su carpa UFO fue testigo de uno de sus sets donde condensa el otro gran revival que hemos vivido en 2018: El Trance.
2018 ha sido, cómo no, año de festivales. De festivales buenos, no tan bueno. Mejores y peores. Lo que un Jueves comenzó con una desastrosa experiencia en Mad Cool terminó un Lunes con un nuevo amor en el calendario juergista estival. BBK Live entró como un tanque en mi corazón a base de una programación musical bastante cuidada y un espacio arrebatador. lo conté en http://bit.ly/2LunMUv y a buen seguro será visitado en 2019.
Y para terminar este patético y muy mejorable resumen de 2018 destacar la mal llamada música urbana como el tomate de todas las salsas. ha estado presente en cada debate de amigos y si me apuras habrá sido comentado hasta en la cena de Nochebuena con tus tíos y primos. Los Yung Beef y compañía se han ido haciendo un huéquito en la actualidad a base de un discurso ideológico potente pero a costa de un discurso musical pobre y sin calidad. Les falta aún un golpe en la mesa para comer en la misma mesa que estilos mucho más considerados. A la prensa ya la tienen.