Nos desperezamos por fin, nos levantamos. Nuestros políticos se empiezan a desperezar, a verle la gracia eso de juntar unos cuantos miles dispuestos a gastarse unas cuantas decenas de euros en dos días de baile y circo. Madrid (Capital) ya tiene nuevo festival.
Utopia ha sido el encargado de dar el pistoletazo de salida a un mes sin parangón dentro del panorama festivalero semi-estival. Madrid cierra por vacaciones, pero se cierra con traca final. La productora responsable del FIZ y Villamanuela, desembarcaba hace unos meses con una propuesta sin trucos. Juntar a lo mejor de lo mejor de la electrónica más efectista y comercial, y cubrir la cuota «undergrouner» con un escenario plagado de los nombres de moda del genero como son Dixon o Maceo Plex. Solo una duda: un horario completamente diurno poco habitual por estos lares. En Madrid estos menesteres siempre se suelen dejar para momentos más oscuros.
No obstante, cuando el Sabado enfilaba las escaleras de Ciudad Universitaria hacia las 17 de la tarde el ambiente causó en mi una grata sorpresa. No ya solo por una gran cantidad de grupos realizando el botellón previo de rigor si no por el buen aspecto que presentaba la zona Vulcano (Dedicada al EDM) no así la zona Waterfall que a esas horas aun bastantes huevos (Aunque con la caída del sol fue rellenando los mismos).
Volvamos a ese clásico primer vistazo que todo «friki» festivalero con un pase de prensa realiza al pisar cualquier recinto. Voluntarios por doquier, buenos accesos, gran cantidad de barras, precios de las bebidas caros pero acordes a la realidad que se vive en la península (Sobre todo los precios del agua y refrescos).
Vamos a hacer un parón en este punto: Calor y un más que posible consumo de drogas deshidratantes, ALCOHOL incluido en este lote, son muy mala combinación. Parece que aun a pesar de todo, seguimos queriendo poner muertes encima de la mesa, que nos gusta jugar en la cuerda floja, esa que a veces se rompe (Como en el Madrid Arena) y deja un buen crater tras la explosión. Permitidme que sea un poco «padre», las cosas claras y el agua gratis (O casi).
Sigamos paseando por una zona de restauración que conjugaba los tan de moda «food trucks» con establecimientos algo menos elaborados y que para mi desgracia fueron los elegidos para mis avituallamientos. A veces lo importante es sobrevivir.
2 escenarios claramente diferenciados y sin casi solapes sonoros. El Vulcano con un despliegue de medios propio del publico y artistas allí congregados, muy «tomorrowlandesco» con sus fuegos artificiales, cañones de fuego, megatrones, confeti. Efectivo y efectista. Waterfall mucho más austero, el underground siempre tendrá el san benito de no tener queriencia por los efectos especiales. Ni tanto ni tan calvo, la iluminación de ese escenario rozaba la verbena no así un sonido que sin ser de notable cumplió con garantías.
Musicalmente mis esfuerzos se concentraron en la jornada dominical, cogiendo con muchas ganas el directo de Rudimental, que se quedó en un semi-directo si nos trasladamos en el tiempo a 2014 y su tremendo concierto en Sonar Club. No obstante a base de drum and bass de corte bailongo y cero azucarado, sus grandes himnos y licencias reggae y hip hop como este clásico del rap
lograron los ingleses auparse con el premio a lo mejor de lo mejor. Eran favoritos y lo dejaron claro.
Apollonia recibia el atardecer en el escenario Waterfall, y con un tech house algo menos anodino que al que acostumbran lograron enlazar un set bastante aceptable. Hay djs que casan con situaciones, Apollonia es atardecer y calor, todo en uno y así lo consiguieron demostrar. No tanto Tale Of Us que a pesar de vivir en una eterna luna de miel, han bajado en demasía el nivel de sus sets, tan sobrante de bombo saturado como de efectos que hace 7 años eran novedosos. Siguiendo la estela de muchos de sus paisanos, solo dejaron destellos como su remix al «Running» de Moderat. Tal era el hastio del duo, que me permiti la liciencia de la escapada para ver al otrora rey del Trance: Armin Van Buuren. El espectaculo parece que es lo suyo, cumpliendo las espectativas de sus actuales fanes que tan solo demandan sincronismo artificial, flashes y brazos al aire. No obstante la ultima parte de su set si dejo cierto sabor de boca trancero de antaño, con toda su dureza y crudeza encarnada en un bombo seco y martilleante que coronaba melodias con cierta epica.
Dixon fue el encargado de cerrar el Waterfall. Con un discurso más technoide y menos azucarado que habitualmente, bajo las saturadas revoluciones de sus predeceseores y enlazo una hora y media a ritmo sostenido coronado con un final de sesión algo más armonioso (Ayudado por los fuegos artificiales de su escenario vecino), de esos cierres que deseas que tengan un tema más. Con puntualidad casi sovietica los focos se apagaban.
Es seguramente momento de hacer balance, gracias a todos, positivo. 2 días sin incidentes a destacar, donde convivieron dos aficiones antagónicas, con un comportamiento relativamente ejemplar. Que tomen nota los de arriba, Madrid está preparado y este Junio es el llamado para confirmarlo. Utopia solo ha sido el primer escalón, completando una primera edición de notable en cuanto organización y público. Solo falta arreglar el problema del polvo para que el 2017 sea el año de la consolidación.
Fotos realizadas por Utopia