Que España esta cambiando en muchos aspectos tras un periodo de crisis creo que no se le escapa a nadie. Que esos cambios sociales, politicos y económicos se están trasladando a todos los aspectos de la sociedad tampoco, y que el clubbing, la cultura de club también está sufriendo cambios es una realidad.
Si nos centramos en Madrid, llamémosle «la crisis», o cualquier otro adjetivo pero la realidad es que la escena tal y como la conocíamos ha sufrido variaciones. Si nos remontamos a no tan atrás, cada Jueves/Viernes/Sabado nos encontrábamos con que podríamos salir a nuestro club favorito y que si volvíamos el fin de semana siguiente, ese club seguía existiendo. Hoy podemos contar con los dedos de la mano los clubes o sesiones que mantienen programaciones semanales. Tan solo Mondo, Nox o Stardust llevan una programación regular semana tras semana, programar djs internacionales de relumbrón ayuda y mucho para mantenerse. Meritazo, muchas de las grandes como Reverse han reducido su presencia, y las macros de Fabrik ni siquiera lo han intentado.
La tendencia que se está consolidando es el de las llamadas sesiones mensuales (Incluso bi-mensuales), es decir, una sala cede cada día a una promotora de tal forma que el Jueves podemos tener techno del oscuro, el Viernes el dubstep más agresivo y el Sábado el techno house más patatero. Unas se consolidarán y con suerte el mes siguiente podrán volver a realizar una fiesta, otras simplemente desaparecerán en el olvido y es que, ¿Quien se acuerda de lo que pasó el mes pasado?. Para el dueño de la sala miel sobre hojuelas, la promoción se reparte, colectivos variopintos dan a conocer la sala y el publico se renueva casi cada día. Para los pequeños promotores miel sobre hojuelas también, ya que podrán tener más posibilidades de organizar sus fiestas, si una sala fuera copada por sesiones semanales, imposible entrar. Cuestión de matemáticas, en fin de semanas de 4 días, 4 semanas al mes, tenemos 16 sesiones diferentes.
Que el ecosistema se amplíe, que se puedan tener oportunidades de programar diferentes sesiones a mi me pone cachondo, me gusta. Lo que me genera más dudas es la volatilidad de esta tendencia. Me explico, y me traigo una frase de unas lineas más arriba: ¿Quien se acuerda de lo que pasó el mes pasado? ¿Cuantas propuestas caerán en el olvido?, ¿Aguantarán las 16 sesiones mensuales el mes siguiente?, ¿Cuantas salas pierden su esencia y su personalidad? ¿Esto es sostenible para una escena como la madrileña que lleva tiempo en la UVI?. Supongo que no estamos en epoca de poder elegir.